sábado, 5 de septiembre de 2009

santoral septiembre 6

FECHA: SEPTIEMBRE 6
El calendario romano antiguo llamaba a esta fecha Octávo Idus septémbris, lo cual quería decir que hay ocho fechas para el día que los antiguos romanos llamaban idus de septiembre.

La fuente oficial para nuestro santoral, el Martyrologium Romanun, pág. 472-473, tiene para este día once anotaciones y son las siguientes:



1 Conmemoración de san ZACARÍAS, profeta. Profetizó que el pueblo regresaría del exilio a su tierra y les dio el anuncia de un rey pacífico y que Cristo el Señor cumplió admirablemente con su triunfal ingreso en la Ciudad Santa de Jerusalén. Jerusalén.


2 Conmemoración de san ONESÍFORO que varias veces hospedó a san Pablo Apóstol en Éfeso y no se avergonzó de sus cadenas, sino que cuando fue llevado a Roma lo buscó solícitamente hasta encontrarlo.


3 Conmemoración de los santos DONACIANO, PRESIDIO, MANSUETO, GERMANO y FÚSCULO, obispos. En la persecución de los vándalos, por mandato del rey arriano Hunerico, a causa de la confesión de la verdad católica, fueron sometidos duramente al flagelo y al exilio y con ellos también LETO, obispo de Nepte, hombre esforzado y y docto que después de prolongadas asperezas fue quemado junto con ellos. En África.


4 San ELEUTERIO, abad. San Gregorio Magno, Papa, menciona y alaba su sencillez y compunción de corazón. En Espoleto, Italia.


5 San CAGNOALDO, obispo. Fue discípulo de san Columbano y su único asistente en el eremo cerca de Braganza. En Laon, Francia.


6 Santa BEGA, monja. La ciudad después toma su nombre. En las costas de Inglaterra.


7 San MAGNO, abad. En un monasterio, cerca de Munich, Alemania.


8 En un monasterio cisterciense en Francia, conmemoración del beato BERTRAND de Garriges, presbítero. Fue de los primeros discípulos de santo Domingo. Siempre se esforzó por imitar el ejemplo de su maestro. Cerca de Orange, Francia.


9 El beato LIBERATO de Lauro, presbítero de la Orden de los Menores. Admirable por su austeridad de vida y asidua meditación de las cosas divinas. En la región italiana de El Piceno.


10 El beato DIEGO Llorca Llopis, presbítero y mártir. Fue coronado por su testimonio de fe en la persecución contra la Iglesia de Cristo. En la aldea Gata de Gorgos, en España.


11 El beato PASCUAL Torres Lloret, mártir. Padre de familia. Llevando la cruz de Cristo mereció llegar al premio eterno. En Carcaixent, España.



Vemos quince nombres de bienaventurados, diez santos, una santa y cuatro beatos.

Tengo una especial propensión a empatizar con las personas que aman la vida en sus manifestaciones vegetales o animales, me resisto a decir inferiores porque también ellas salieron de las mismas manos que los ángeles, los demonios y los hombres. Por eso he elegido a san MAGNO para este domingo:

Las plagas eran algo muy temido en la antigüedad y poco se sabía cómo atenuar los efectos nocivos de la presencia de animales como los ratones y ratas. Pero tampoco cómo aparecían, de dónde venían y cómo se ponía remedio a las plagas de insectos como los tábanos, moscos, moscas, langostas que podían literalmente matar de hambre a pueblos fuertes y numerosos, acabar cosechas, etc. No había insecticidas ni penicilinas ni siquiera el conocimiento de la relación de algunos animales con enfermedades humanas.

Es debido a su bastón por lo que san Magno (o Magnoaldo) era antes tan popular. Cuando lo paseaba por los campos, los gusanos, los ratones de campo, los voraces pulgones y otros parásitos, enemigos de las cosechas, morían por su cercanía. Magno lo había heredado, se decía, de su maestro san Columbano.

Como éste había tenido muchos bastones durante su vida, eran numerosas las regiones que podían ufanarse de poseer un “bastón de san Magno”. Aquellas que no lo tenían, fabricaban copias que, gracias a la fe de los fieles y a la bondad divina, poseían las mismas virtudes que los originales.

La celebridad de la que gozaba san Magno es atestiguada por las doce mil líneas que le han consagrado los bolandistas en las Acta sanctórum; se diserta ahí hasta el infinito sobre sus viajes, sus milagros, y las innumerables divisiones y transferencias de sus reliquias. Nos enteramos ahí que Magno había también matado varias veces al dragón y que murió habiendo cumplido más de ciento cincuenta años. Nada hay en el fondo que nos permita conocerlo.

Las apariencias indican que vivió en el siglo VIII, y que fundó en Füssen, junto al Lech (Suabia bávara), un pequeño monasterio en donde eran acogidos los peregrinos que iban a Roma o que de ahí volvían. Que bien tenían necesidad de un descanso, antes o después de escalar el paso de los Alpes (Fauces, del latín “estrecho”, Füssen).

Con un bastón de san MAGNO tendríamos para controlar los perros callejeros, las garrapatas, la rickettzia o la pobretzia y hasta los virus de la influenza. San Magno, ruega por nosotros, pero recibiríamos la reprensión de nuestros amigos, los fumigadores.

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